miércoles, 9 de septiembre de 2009
Historia breve del cultivo de frijol tapado Ngäbe
Es casi seguro que los grupos Indígenas que vivian en los bosqes tropicales humedos desarollaron el sistema de frijol tapado hace siglos. Patiño (1965) en su libro Historia de la Actividad Agropecuaria en América Equinoccial da información de los cronistas españoles quienes hicieron varias descripciones del uso del sistema de tumba y pudre en varios cultivos, poco después de su llegada a las Américas observados en Colombia, Panamá y Costa Rica: En el siglo XVI Pedro Cieza de León describió la práctica así "en laderas cortan monte y siembran sus raices y otras comidas".
En 1577, Miguel Cabello de Balboa (1945) reportó una práctica de los nativos en la costa del Pacífico de Ecuador en la provincia de Esmeraldas así: "no hacen mas que arrojar el maiz en la montaña y cortar el monte encima y acude la cosecha: ciento por uno." Sin duda alguna estas son descripcines iniciales del sistema de tumba y pudre. En 1722 el viajero Francisco Coreal (citado por Patiño, 1965) notó que los Indios cerca de Buenaventura, Colombia practicaban el sistema de tumba y pudre. Mas tarde, en 1780 el capitan español Juan Jimenez Donozo visitó el Rio Atrato en Colombia y escribió lo siguente acerca del sistema de siembra de los Indios:
“No hacen mas que regar el maiz por el monte o bosque, que por la mucha humedad se hace impenetrable, y luego lo talan de modo que viniendo a podrirse las hojas y secarse las ramas le sirven de capa y nacen”. (H. David Thurston Department of Plant Pathology Cornell University Ithaca, NY 14853 en www.ppath.cornell.edu/mba_project/SINTRO.html)
Pero el frijol, está asociado a nuestra gastronomía nacional. En Costa Rica el gallo pinto es sinónimo de desayuno, como el casado lo es de almuerzo, la sopa negra, los frijolitos tiernos y tantas otras variedades de delicias compuestas por frijoles, son parte de nuestra dieta.
Hace unos 20 años que las políticas gubernamentales se orientaron a desaparecer la estructura productiva e institucional dedicada a la producción del frijol. Perdimos semillas, desaparecieron los créditos, los precios de sustentación y toda la infraestructura del CNP dedicada al grano, bajo la consigna de que es más barato comprar afuera que sembrar lo que nos comemos. Rápidamente pasamos de ser autosuficientes en la producción de un frijol de calidad, a ser dependientes de frijol importado de mala calidad.
Con la reciente crisis alimentaria, nuevamente estamos volviendo los ojos a la producción nacional del frijol. Tenemos la capacidad de producir lo que nos comemos. Apoyar a los productores indígenas de frijol, también es apoyar la soberanía alimentaria.
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